domingo, 23 de julio de 2017

CAPITULO 10: PATA DE GANSO



¿Qué? ¿Nos marcamos una reinvención del cocido madrileño, cambiando gallina por ganso? ¿O le sugerimos a Chicote un diabólico ingrediente con el que torturar a los concursantes de top chef? Pues no, no se trata de eso ;)

Lo cierto es que la pata de ganso ha sido la respuesta a mis interrogantes acerca de mi lesión. Vamos a ver, los isquiotibiales van por detrás del cuádriceps. Y el ligamento cruzado tras la rótula. Por tanto, lo lógico es pensar que el dolor en la recuperación tendría que localizarse en uno de estas dos superficies. Y entonces ¿por qué donde más me duele es en la propia rodilla y en la cicatriz? ¿Y por qué las adherencias se están formando acerca de la misma? Según me explicaron, dichas adherencias se forman donde ha sido la agresión, es decir, donde te quitaron algo, para suplir las funciones de dicho elemento de tu anatomía.

-   ¿Te hicieron el autoinjerto de isquiotibiales? ¿Y cómo es entonces que no tienes una cicatriz por detrás de la pierna?
-   Pues lo sacarían por ahí delante -señalo la marca frontal más abajo de la rodilla.
-   Ah, ya sé, te lo sacaron de la pata de ganso.
-   ¿Y eso qué es?

El fisioterapeuta titular de la clínica de rehabilitación donde acudo resolvió mis dudas. Al parecer los isquiotibiales al llegar a la rodilla se ramifican en tres y se enganchan con la tibia en la zona donde tengo la cicatriz. De ahí, por tanto, sacaron el "material" que sustituyó a mi ligamento roto. Ahora sí tiene sentido que me duela ese punto en concreto y que se creen las adherencias. Y respecto a la rodilla, se trata de los "remaches" que fijan la nueva fibra a la tibia. ¡Por fin lo descubrí!

- Es increíble lo que hacen -comenta el fisio.

Pues sí, la verdad. Una obra de arte. Así que ya sabéis donde está la explicación: si os duele donde no esperáis, preguntad, seguro que alguien sabe por qué.

En cuanto a mi recuperación, he pasado a ponerme en el disco inflado con un sólo pie en lugar de con los dos. En ese momento me acuerdo de una postura de karate (suruachi dachi, posición de la grulla) que es muy característica de un kata superior (nipaipo). Para quien no sepa de karate, explico brevemente que un kata es como un combate imaginario con varios adversarios. Existen 5 katas básicos, que son los primeros que tienes que aprender, y luego los superiores, que son infinitos. La postura en sí supone poner el empeine de un pie en la corva de la rodilla contraria, y mantenerse en equilibrio. Intento hacerlo manteniendo el equilibrio sobre la pierna mala, y sin problema (si, la mala). Lo hago sobre la buena y... no puedo. No consigo doblar la rodilla lesionada lo suficiente para colocar el empeine bajo la sana. Vaya. En fin, paciencia (palabra clave...).

Al día siguiente se lo comento al fisio que me atiende habitualmente. Me pregunta cómo es la postura y sobre la camilla coloco mi empeine bajo la rodilla.

- Sí que puedes entonces, me dice.
- Pero porque estoy sentada.
- Prueba de pie.

Me bajo de la camilla y ¡oh milagro! lo consigo como quien no quiere la cosa. Cada día me sorprendo más de mi misma. Lo mismo con las sentadillas: me dicen de bajar más y el primer día me duele, pero al segundo me las hago como en los videos de "ponte en forma" que rulan por internet. Así que volvemos a hacer deporte... como dije, a nadar.

Piscina cubierta. Vistazo a ver qué calle tiene menos gente. Vamos allá. Empezaremos nadando a crol. A ver esa rodilla... hum. Si doblo un poco duele. Mejor más estirada, y así nado mejor. Mira por dónde, una limitación me sirve para mejorar mi técnica. Vamos a ver cuántos largos aguanto. En otras ocasiones que practiqué natación, al principio me costaba coger el ritmo de la respiración, con lo cual me tenía que parar y como mucho llegaba a hacer 30 largos seguidos (piscina corta, 25 metros). Con el tiempo conseguí hacer 60 en una hora alternando estilos. Un largo, otro largo... qué agradable la sensación de deslizarse por el agua, de flotar. Y con el calor que hace, se agradece mojarse. Más largos... huy si ya van los 30 de siempre. La rodilla no duele. Hago 3 más y noto que algo se resiente. Bueno, ya puestos, número redondo: 40. Y no más, no quiero tentar a la suerte. Pero estoy contenta. Apenas he parado, no he llegado a los 40 minutos, y eso que hacía años que no iba a la piscina. Estoy contenta. ¡Endorfinas a mí!